7Junio2016 8pm EST EstudiandoLasEscrituras On-Line por Zoom, Gálatas 2:1-21

• #VerdaderoApostol, Gálatas 2:1-10
• #ConfrontandoLaHipocresia, Gálatas 2:11-14
• #SoloPorLaFeEnJesus, Gálatas 2:15-21

#DefendiendoElEvangelio #HoyAceptanLoEquivocado #PreservaLaVerdad #ConfrontacionCaraACara #EsNecesarioCorregir #NoHayRegresoaLaLey #CostumbresReligiosasHoy #CostumbresJudiasEnNuestroMedio #SalvacionSoloPorFeEnCristo #NoSoyYoElQueVive #EsCristoQuienViveEnMi #NoPorObras

Gálatas 2:1-10 Pasan 14 años y Pablo regresa obedeciendo a la revelación de Dios, donde los creyentes deberían estar firmes en la palabra. Se reúne en privado con los líderes para tratar un asunto que los afecta y tiene que ver con costumbres judías en creyentes que no son judíos. Tal como ocurre hoy. En el AT Dios apartó a Israel de los pueblos (2R.16.3, 2Cr.33.22, Esd.6.21). En el NT, Jesús en la cruz del Calvario derribó esa pared de separación (Ef.2.14). Así que ya no hay distinción entre los judíos y otras razas (entre los cuales estamos todos nosotros) para recibir las bendiciones espirituales. Esas prácticas fueron introducidas por falsos hermanos, y nos esclavizan. Pablo fue claro “a los cuales ni por un momento accedimos a someternos…” (2.5). La verdad del evangelio debe estar libre de toda mezcla del judaísmo.

Gálatas 2:11-14 El apóstol Pedro a pesar de que sabe qué hacer y qué no hacer, continúa con la práctica equivocada de “asuntos judíos” en los que no son judíos. Pablo “le resiste cara a cara, porque era de condenar” (2.11). Pedro cayó en la hipocresía entre los gentiles, obligando a prácticas judías (2.13). Pablo lo dice claro, “no andaban correctamente conforme a la verdad del evangelio…” (2.14). Todo lo que no está alineado con la palabra de Dios, arrastra a los creyentes por caminos equivocados, y probablemente algunos se molesten porque piensan que si está bien introducir asuntos judíos dentro de sus vidas diarias y congregaciones. Es necesario corregir esas costumbres que no nos pertenecen.

Gálatas 2:15-21 La salvación solo viene por la fe en Jesucristo, no por obras, ni por mucho trabajo que hagamos. Somos ‘justificados en Jesús‘. Esta expresión debe ser comprendida por los creyentes por lo que sucedió en la cruz del Calvario, donde derramó su sangre para limpiarnos, perdonarnos (Heb.9.14, 1P.1:18-19, Ro.5:1-2). Nadie se justifica por la ley, ni por ningún “familiar” de Jesús (2.16). El llamado es a rendir nuestra vida a Jesús y recordar que como creyentes “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”, (2.20).