17Mayo2016 8pm EST EstudiandoLasEscrituras On-Line por Zoom, Hechos 27:1-44
- #EtapaDePreparación, Hch.27:1-12
- #LaTempestad, Hch.27:13-33
- #TiempoDeRendición, Hch.27:34-44
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Hch. 27:1-13 Dios en su misericordia nos prepara para lo que habrá de venir. A Pablo se le permitió reunirse con sus amigos para ser “atendido” compartiendo en un tiempo de ministración y compañerismo. El espíritu se fortalece y toma ánimo para cuando vengan los vientos son contrarios (v4). Esta es una realidad y si no estas firme en la palabra, en la fe y lleno del Espíritu Santo, te debilitas, dudas y somos zarandeados. Los que estaban con Pablo en el barco estaban a duras penas (v7) durante muchos días, seguimos con dificultad (v8) y tu navegar se vuelve peligroso (v9). Algunos creyentes a pesar de las advertencias, entran en sus tormentas. La gente decide creer mas al hombre “experto” que a Pablo, hombre de Dios (v11) y la mayoría toma la decisión equivocada, porque el puerto era incómodo (v12). ¿Coincidencia con asuntos de la vida?
Hch. 27:13-33 Pareciendo que tienes la dirección para moverte (v13) tomamos la decisión equivocada y emprendemos el viaje, y de repente se te viene encima un viento huracanado (v14). Hay una confrontación de vientos suaves (v13) contra un viento fuerte y violento, con un frio devastador que te echa mar adentro, te saca de tu curso y solo queda dejarse llevar (v15), quedas a la deriva (v17), y te toca soltar las “amarras” de tu vida porque la tormenta es larga (v20), fuerte, y todo esta oscuro. Sin embargo, Dios se manifiesta (v22) y un ángel se le aparece a Pablo en medio de la noche oscura “¡Pero anímense! Ninguno de ustedes perderá la vida, aunque el barco se hundirá” (NTV). En otras palabras, “quédate tranquilo, no te va a pasar nada, aunque no me hayas escuchado”. Pablo hace tremenda declaración “de Dios de quien soy y a quien sirvo” (v23), no tengas miedo, confío en lo que se me ha dicho (v25), aunque te veas en un ayuno forzado de 14 días (v33).
Hch. 27:34-44 Al inicio del viaje confiaron en los expertos y no escucharon al que había recibido revelación de Dios, pero ahora no les queda sino confiar en el hombre de Dios “ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá” (v34). Pablo en medio de la tempestad y de la violencia de las aguas, invitó a las 276 personas que se encontraban en el barco a compartir el pan, luego de haber dado públicamente gracias a Dios, recobrando fuerzas. Y aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra (v44). Pero esto ocurrió luego de que todos se rindieran ante la presencia de Dios, reconociendo la promesa de Dios de que serían guardados. ¿No ocurre acaso así de la misma manera con nosotros hoy en día?