Adoración – “Te adoro a ti”, Miel San Marcos, 9 min
21 Marzo 2017 8pm EST EstudiandoLasEscrituras On-Line vía Zoom, Romanos 2.1-29
- #Excusas, Ro.2.1-12
- #Oidores-o-Hacedores?, Ro.2.13-16
- #CiegoGuiandoCiego, Ro.2.17-29
Las Excusas nos llevan a justificar cualquier cosa a la cual nuestra mente ya está predispuesta, influyen en nuestra vida. Moisés recibe un llamado directo de Dios con una función particular (Ex.3.10) e inmediatamente responde, quien soy yo? 3.11, si me preguntan, qué digo? 3.13. No me van a creer 4.1, nunca he sido hombre de fácil palabra 4.10, ay Señor, envía a otro 4.13. Otros usan las excusas para justificar acciones y comportamientos inaceptables, pecados. Pablo desde el inicio de Romanos viene llamando la atención y ahora les dice “por lo cual eres inexcusable … quienquiera que seas tú” (ver también Ro.1.20), tu acción no te va a justificar y comienza a hablar del juzgar, generalmente tomado fuera de contexto “no juzgues para que no seas juzgado”, (Mt.7.1). Pablo y Jesús no están hablando de juzgar (gr. ‘krinó’ yo juzgo, yo decido, yo pienso bien) o criticar a otros, sino de aquel, que en condición pecaminosa juzga a otros. Pablo le alerta, te estas condenando a ti mismo, porque tu practicas lo que juzgas, no puedes defender lo indefendible delante de nadie menos delante de Dios. Viene una decisión (al hacer juicio sobre una acción en particular) positiva (veredicto a favor de hacerlo) o negativa (rechaza o condena). Ro.14.5 “… c/u esta plenamente convencido en su propia mente”. Pablo recuerda de inmediato “el juicio de Dios contra los que practican tales cosas” y nadie escapa (2.3). Los resultados pueden cambiar cuando hay reconocimiento de haber hecho lo malo y hay fruto de arrepentimiento (Ro.2.4, Mt.9.13, 26.20, 26.28*, 2P.3.9). Dos cosas que dejan atada a la persona, tu dureza y un corazón no arrepentido (2.5). Resultados con marcado contraste (2.6): ira, tribulación y angustia para los que no obedecen a la verdad y obedecen a la injusticia, pero vida eterna, gloria, honra y paz a los que perseveran (2.8, 2.9). Todos tienen oportunidad de arrepentirse porque Dios no hace acepción de personas (2.11).
Al oír la verdad, la palabra debemos actuar, sino dejamos que una característica de satanás se manifieste en nosotros, el engaño (2.13, Stg.1.22). Somos Oidores-o-Hacedores? Si actuamos, abrimos puerta a la bendición, somos justificados, perdonados, sanados, restaurados, la carga es removida. Si no lo hacemos, abrimos puertas y podemos quedar atados, bajo yugo y necesitas ayuda. El engaño está asociado con la mentira, infidelidad, lo falso, fraude, estafa, impostor. La palabra nos lleva a una vida de obediencia. Muchos tienen que dejar de lado el engaño, podemos exhortar a la gente de Dios a ser obedientes a la palabra. La ley está escrita en el corazón del hombre (2.15-16, Sal.37.31) por eso la conciencia te acusa o te defiende, da testimonio. Llegará el momento en que todo secreto será revelado por Jesucristo, allí no habrá ninguna excusa.
Hay gente que teniendo el conocimiento de la verdad en la ley se convierten en CiegoGuiandoCiego. Pablo les dice, tú que practicas todo lo que no debes hacer, por qué no te enseñas a ti mismo? Estaremos haciendo referencia a legalistas? Aquellos que piensan que por ser una cosa por fuera (por circuncidarse, por su manera de vestir por ejemplo) que están apartados de la ley se convierten en transgresores (2.23), deshonrando a Dios y llevando a muchos a blasfemar el nombre de Dios. Esto es serio, muy serio (2.24, Is.52.5, Ez.36.22). Por lo que haces, por tu comportamiento, haces que los gentiles, los que creen diferente, los que no conocen aun a Dios, profanen el nombre de Dios. Lo que vale es la circuncisión del corazón, la del cuerpo no sirve para nada si desobedeces a Dios. Si transgredes la ley, tu circuncisión no te sirve. El que no es circuncidado físicamente pero guarda la ley, está por encima del legalista. Aunque parezcas judío por fuera pero por dentro tu corazón no lo está, estas en dificultades delante de Dios (2.27-29).