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#DesobedienciaALaRevelacionProfetica #TemorDeDios #LaDesgracia

Adoración – A el Alto y sublime, Gadiel Espinoza

Compartiendo la Cena del Señor, Mateo 26.26-29 en las naciones.

4 Julio 2017 8pm EST EstudiandoLasEscrituras On-Line vía Zoom, Jonás 1.1-17

  • #DesobedienciaALaRevelacionProfetica, Jonás 1.1-9
  • #TemorDeDios, Jonás 1.10-12
  • #LaDesgracia, Jonás 1.13-17

Nuestras naciones son parecidas a Nínive al igual que sus impíos a los nuestros, y algunos huyen al mandato de Dios tal como Jonás, profeta rebelde, con consecuencias terribles por obstaculizar la voluntad de Dios. Dios da instrucciones claras y específicas a Jonás, así como la razón de la revelación, el pecado y la maldad de una nación ante Dios. Jonás no quiere obedecer a Dios para no asumir su responsabilidad del llamado y piensa que puede huir delante de su presencia, ¿es que acaso podemos huir? Sal.139-7-9. La desobediencia es un gatillo que desata peligros y tormentas sobre nosotros.

Se levanta el miedo en la gente al atravesar una tormenta. Cuidado con quien oras. Vemos una ilustración clara del ecumenismo (1.5) tal como en nuestros días, nos sentamos en la misma mesa con los que creen en otros dioses, con tal de que todos clamemos. En algún momento los demás reconocerán al Dios verdadero (1.6). Aún a los impíos se les revela quien desobedece a Dios (1.7) y cuando confrontan a Jonás, lo abarrotan de preguntas claves (1.8).

Entonces ocurre algo que esperamos que suceda en nuestras naciones, cae el #TemorDeDios sobre los impíos, los que no conocen a Dios, un temor reverente. Temieron sobremanera (1.10), se arrepienten, cambian de dios a Dios, hacen votos. Se dieron cuenta de las consecuencias de huir de la presencia de Dios y nadie quiere estar con esa persona. En lugar de perseguirles la gracia, les persigue #LaDesgracia. El impío sabe que hacer (1.11). La desobediencia trae tempestad sobre tu vida y lo que te rodea (1.12) y aunque tomes acciones correctivas hay consecuencias por esa desobediencia. (1.13), las cosas se alborotan más.

En momento de angustia los impíos clamaban a sus dioses y no recibieron respuesta. Luego clamaron a Jehová y vino temor de Dios sobre ellos (1.14). ¿Será que tiene que llegar un momento crítico en que nuestro “barco se parta” y se destroce para clamar a Dios? ¿Quizás es necesario que el mar se embravezca más? Los impíos reaccionaron y Dios responde desde el cielo (1.15). El mar se aquietó de su furor.

Vino un proceso de arrepentimiento (1.16), los hombres impíos temieron al Señor, esos impíos ofrecieron sacrificios a Jehová, los impíos se comprometieron con el Señor.

La #DesobedienciaALaRevelacionProfetica por un hombre de Dios movió los cimientos de los inconversos, los hombres actuaron. Dios continuó con su plan. Lo que Dios dice, a pesar de la resistencia, por las buenas o por las malas se cumple. Dios prepara un pez (1.17) para tragar a Jonás. Quizás nuestros países necesitan ser tragados por un gran pez, tomados por una gran tragedia, para ver si de esa manera reaccionamos.

Proféticamente la situación de juicio a una nación fue revelada a un hombre de Dios, y dentro de esa revelación profética, hubo más profecía, (1.17), más revelación de lo que sucedería muchos años después cuando Jesús muere y al 3er día resucita de la muerte.

Cuando Dios se mueve, debemos poner atención a los detalles. Antes de ejecutar juicio decretado a una nación, Dios procesa a su gente. El proceso de Dios es necesario para que estemos apercibidos. Lo más seguro es que Dios nos esté diciendo a cada uno de nosotros: “levántate y ve a … y pregona contra ella”. La maldad de una ciudad no se queda oculta sino que sube a la presencia de Dios. El pecado de una nación no queda escondido y siempre hay una oportunidad para el arrepentimiento antes de que se ejecute el juicio decretado. Somos duros de cerviz y no reaccionamos. ¿Será que un pez tiene que tragarnos a ver si nos movemos? ¿Qué vamos a hacer con nuestras ciudades? Están ciegas y sordas esperando por los ‘Jonás’ que vayan y pregone pero algunos están intentando huir de la presencia de Dios.